Instituto ganó, gustó y se floreó, 2 a 0, frente a un pobrísimo San Lorenzo. Con La Agustina como figura, en Alta Córdoba se vivió una absoluta fiesta que permite ilusionarse con copas internacionales.
Los de Dabove se enfretaron a un mediocre planteo de Leandro Romagnoli, que pese a tener nombres, no se le cayó una idea de juego en el partido; contrario ocurrió con el conjunto albirrojo, que de primer momento, generó juego y trato de romper líneas constantemente.
Con un buen partido de Damián Batallini, que creó y generó varias situaciones claras de gol, terminó llegando justamente el grito sagrado.
39 minutos del primer tiempo. Córner desde el sector izquierdo, rechazo de Campi y el rebote en pies de Jonathan Bay, que remató cruzado y luego de un rebote, apareció como un 9, Gonzalo Requena y la empujó para romper las tablas.
Un par de jugadas posteriores, el central surgido de La Agustina, en un mano a mano que tuvo Nahuel Bustos (el mejor de San Lorenzo en cancha), se tiró y tapó un remate que pedía gol; el oriundo de San Francisco, empezaba a agigantar su imagen.
En el complemento, el dominio glorioso se incrementó ampliamente. Manejo de pelota de un lado hacia el otro, de izquierda a derecha. El mejor partido de Instituto en lo que va del segundo semestre.
De esta manera, generó y creó situaciones claras de gol. Sin embargo, el segundo se hizo desear.
En un ‘tiki taka’ a los 86 minutos de encuentro se amplió la ventaja, eso sí fue un GOLAZO.
De lateral derecho a lateral izquierdo la pelota, antes pasando por Lázaro y Puebla; Bay juega con Lo Celso, giró con tal categoría que lleva su apellido y habilitó a Lázaro que controló orientado y de zurda, centró raso para Russo que solo tuvo que empujarla.
Fiesta total en el Monumental de Alta Córdoba, para un Instituto que se acomoda en la 4ª posición de la Liga Profesional y 10º en la Anual, lo que estaría metiéndolo en Copa Sudamericana.