En una tarde que se prestaba para realizar cualquier tipo de plan, debido a un día perfecto hablando desde lo climático, la propuesta para todos los gloriosos era acercarse al Monumental de Alta Córdoba para presenciar la Fecha 10 de la Liga Profesional de fútbol, donde Instituto recibía a Platense.
Sin embargo, no todo es color de rosa; un partido que desde el vamos, pintaba para ser muy trabado, no desentonó con el mote que tenía.
Un primer tiempo flojísimo, con solo una jugada por equipo, ambas de cabeza.
Ignacio Russo luego de un centro de Acevedo, desvió la pelota de cabeza y cuando se metía en el ángulo, Cozzani con las uñas de su mano derecha, la rozó y evitó el descuento glorioso.
Por el lado calamar, desde un tiro de esquina en los pies de Minerva al segundo palo, Ignacio Vázquez la bajó al punto penal y entró solo Sasha Marcich, que remató de cabeza y la pelota se fue rozando el poste izquierdo de Roffo.
En el complemento, manejó la pelota y los tiempos del partido Platense, con un Mateo Pellegrino siendo figura, todos los ataques del calamar se convertían en jugadas peligrosas; sin embargo, las dos oportunidades claras del número 9, fueron contenidas por el arquero de Instituto.
Llegando al ocaso del encuentro, la clave parecia estar en la pelota parada.
Minuto 80′, va hacia el córner Gastón Lodico, alias “Pie de Angel”, para poner la pelota en el área; dentro de ella, todas las parejitas agarrandosé.
Y cuando no te salen las cosas, hay que apelar a la actitud y la entrega. ¿Quién se destaca en La Gloria por eso? Exactamente, Fernando Alarcón. Se liberó de su marca y atacó la pelota al primer palo, impactó de cabeza y rompió las tablas en el marcador, para que todo el Monumental estalle de júbilo.
Minutos más tarde, en la misma condición, pero ahora el encargado de mandar la pelota al fondo de la red fue el ‘9’. Centro de Lodico, cabezazo de Facundo Suárez y a buscarla adentro. Instituto 2 Platense 0, en un cotejo en el que mereció mucho más el conjunto visitante, pero si de algo se sabe en Alta Córdoba, es que el fútbol no es merecimientos.