Resistido en muchas ocasiones, recibió el cariño unánime de un Gigante que celebró la victoria en el clásico. “Esto es un sueño para mí” declaró.
Bruno Zapelli es un jugador distinto. Es “El Mago” que actualmente tiene Belgrano, donde en muchas oportunidades la gente lo tildó de “displicente” y de ser un jugador sin actitud.
Desde la partida del “Mudo” Vázquez a fines del 2011, han pasado muchos jugadores que tuvieron el placer de vestir la “10”. Pero ninguno con cualidades similares como las de él, hasta la aparición de Bruno.
En varias ocasiones, el mundo Belgrano (ya sea un compañero actual, el propio entrenador o la misma hinchada) expresó “es igualito al Mudo”. Y vaya que lo es.
Los dos son todo lo contrario al juego sagrado del club. En otras palabras, no tienen el plus de “A Lo Belgrano” en su porte de futbolista, pero tienen como principales armamentos la magia, las gambetas y el don de darse el lujo de ser fundamental en el equipo.
Y es por ello, que el enganche de 20 años, “peca” de no ser un jugador aguerrido y de no tener “huevos” para ir a marcar agresivamente al rival; como si eso mismo significara tener aguante y ser alguien de potrero.
Justamente, él es un chico de potrero. Y tiene los “huevos” suficientes para pedir la pelota, aparecer en los momentos complicados y de ser bancarse, muchas veces, ser mal criticado por su calidad y estilo de juego.
En los últimos compromisos del “Pirata”, Bruno fue el destacado en la derrota en Caballito. Bruno fue el que salió aplaudido en la caída y pérdida del invicto en condición de local ante Mitre. Y Bruno fue al jugador que más extrañó Belgrano en la segunda mitad de partido durante el empate 1 a 1 ante Sacachispas.
Su gran rendimiento, lo avalaron para ser un jugador indiscutido en el once titular, pero que necesitaba su momento consagratorio, algo que lo consiguió en una verdadera final anticipada.
Él necesitaba una noche como la del viernes 19 de agosto. No solamente por el regreso del equipo a la victoria luego de cuatro partidos consecutivos sin lograrlo y en un clásico trascendental por la pelea del campeonato, sino también por el reconocimiento unánime de las 30.000 almas “piratas” que estuvieron en el Julio César Villagra, donde él lo esperaba hace tiempo.
Victoria, figura y ovación
El clásico fue para Belgrano. Con gol en contra de Roberto Bochi, “El Pirata” venció por 1 a 0 a Instituto; y llegó a la línea de los 60 puntos.
Para poder conseguir este triunfazo, hubieron diferentes claves por el lado del “Pirata”: La seguridad de Nahuel Losada, la firmeza defensiva, el golpear en el momento justo y el compromiso del equipo.
Y sumadas a las razones mencionadas, se acopla el juego del “10”.
Zapelli entendió por completo lo que se jugaba Belgrano, y lo que él podía llegar a aportarle al equipo en los 81′ que estuvo en el terreno de juego.
Aportó juego vertical, organización en ataque y fue el que manejó, por momentos, los tiempos del partido. La pidió siempre, y generó otra dinámica y sentido al armado de la jugada. Jugó como un mediocampista experimentado y de jerarquía.
Y tuvo su reconocimiento individual. Minuto 36´ del completo, se para el partido y se realiza la tercera modificación en el equipo de Farré. Romina Roisman, la voz de estadio, notifica “se retira con la número 10, Bruno Zapelli” y la ovación no tardó en llegar.
Lluvia de aplausos bajaron desde los cuatro costados acompañados del cántico “OLÉ, OLÉ, OLÉ, BRUNO, BRUNO”. Todo el Julio César Villagra estaba rendido a sus pies. Lo había logrado.
Luego de meses y meses con lluvias de críticas, de ser pontífice de opiniones divididas en la tribuna, esa noche se superó. Deleitó a extraños, enorgulleció a los suyos y consiguió una noche histórica en lo personal. Donde en su vida quedará marcada como la noche mágica en la cual Alberdi estuvo a sus pies.
Foto de portada: Prensa Belgrano.